4 febrero, 2025
El sistema de pensiones griego ha sido costoso, complejo y distorsionador, lo que ha contribuido a los problemas fiscales del país y ha desalentado la participación en la fuerza laboral. Varios intentos de reformar el sistema fracasaron debido a la falta de implementación, intereses creados y fallos judiciales que dieron lugar a revocaciones de las reformas aprobadas.
Una serie de reformas introducidas a lo largo de 2015-17 básicamente unificaron las reglas de contribución y beneficios entre distintos grupos de trabajadores, reduciendo así la fragmentación existente en el sistema. Si se implementan plenamente a largo plazo, estas reformas pueden contribuir en gran medida a mejorar la sostenibilidad del sistema de pensiones (el gasto en pensiones pasaría de poco más del 17,7% del PIB en 2015 hasta 11,5% del PIB en 2060). Sin embargo, las reformas enfrentaron reveses y no lograron crear incentivos más fuertes para construir una historia de contribuciones robusta, generar un crecimiento sostenible mejorando la combinación de políticas fiscales y garantizar la equidad y una distribución equitativa de la carga entre las distintas generaciones.
Las prioridades políticas deben apuntar a implementar plenamente las reformas de 2015-17 y complementarlas con reformas adicionales (tales como fortalecer más el vínculo entre las contribuciones y beneficios recibidos y generar más incentivos para trabajar y contribuir).
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