23 abril, 2025
Esta semana —según se confirmó en el consejo de gabinete del viernes pasado—, el Ejecutivo presentará su propuesta de reforma previsional, que tiene una fecha estimada de ingreso a debate en el Congreso en la semana del 7 de noviembre.
Se trata de la tercera oportunidad en que una administración busca hacer una reforma estructural en el sistema previsional en el pilar contributivo, ya que solo han logrado avanzar las mejoras al pilar solidario, siendo el avance más relevante desde 2008 la creación de la Pensión Garantizada Universal (PGU) vigente desde este año.
Pero no se trata de un fenómeno aislado de Chile. Toda América Latina y el Caribe están enfrentando el desafío de la mayor longevidad. Según la exposición realizada por el economista sénior del BID en el Encuentro anual de la Federación de Administradoras de Fondos de Pensiones (Fiap), Waldo Tapia, en las próximas décadas, todas las latitudes del mundo experimentarán una acelerada transición demográfica y la región envejecerá a un ritmo acelerado y sin precedentes.
‘En el año 2020 nuestra región dejó de ser una región joven y para el año 2050 convergerá a ser una región envejecida, donde la proporción de personas mayores a 60 años será la de mayor peso en la población total. De hecho, para el año 2050, uno de cada cuatro habitantes de la región será mayor de 60 años’, expresó, agregando que ‘no todos los países envejecerán por igual.
Según previsiones de Celade para 2050, los adultos mayores de 80 años en países como Chile, Costa Rica, Uruguay rondarán en torno al 7% y 10% de la población total.
Dicho lo anterior, la necesidad de abordar el tema es relevante, tanto para que se afronte la mayor longevidad de la población como la sustentabilidad de sus sistemas previsionales en términos de formalidad laboral como de participación laboral femenina. Esto, en un contexto complejo en que, según el BID, solo cuatro de cada diez trabajadores en la región cotizan a algún sistema previsional, mientras que de un promedio de 51,2 horas trabajadas en la semana por los hombres un 75% es remunerada, para las mujeres, de un promedio de 53,8 horas trabajadas, solo el 35% recibe algún tipo de remuneración.
Como marco general, según el experto del BID, el porcentaje de población mayor a 65 años por género que recibe una pensión contributiva en la región es variable, siendo las mayores coberturas en Brasil, Argentina, Uruguay y Chile, todos con cifras sobre el 80%. Sin embargo, las brechas entre las pensiones que reciben hombres y mujeres son muy marcadas.
De acuerdo a la investigación de Karol Fernández para Fiap, los datos muestran que las mayores brechas son lideradas por Chile (50,2%); México (43%); Colombia (33%); Perú (16,4%) y Uruguay (13,9%), países donde además existen diferencias marcadas respecto de la densidad de cotización promedio —que para Chile es de 60% para hombres y 50% para mujeres— y con edades de jubilación que para las mujeres van desde los 57 años (Colombia) hasta los 65 años (México y Perú), en tanto que Chile mantiene —y la reforma que se propondrá tampoco lo aborda— los 60 años.
Según Fernández, ‘de los factores que determinan la pensión, las mujeres generalmente tienen menores salarios, menor densidad de cotizaciones, menor edad de retiro (en algunos países) y mayor expectativa de vida. En consecuencia, durante su fase activa ellas acumulan menos ahorros que los hombres, con los cuales deben financiar una etapa pasiva cada vez más larga, con el consiguiente resultado de tener pensiones relativamente más bajas que los hombres. Así, las brechas de pensiones suelen ser superiores que las brechas salariales’.
La investigadora enfatiza que ‘la principal medida para reducir la brecha de pensiones es aumentar la edad de jubilación de las mujeres, igualándola a la de los hombres. Esta es una medida que no tiene ningún costo fiscal, y que de hecho podría conllevar ahorros fiscales en la medida que las mujeres requerirían de menor apoyo de los esquemas no contributivos de pensiones, pero que puede tener un alto costo político’ y por lo mismo es un debate que ‘debe enmarcarse en procesos de reforma con diálogo y participación social, acompañado de medidas que favorezcan la empleabilidad de los adultos mayores’.
Desde Fiap, su presidente Guillermo Arthur complementa que ‘en promedio, en Chile, las mujeres viven cerca de 9,2 años más que los hombres, y se jubilan 5 años antes que estos’. Considera muy relevante ‘aumentar el ritmo de participación de las mujeres en el mercado laboral, con políticas públicas que fomenten la flexibilidad y empleabilidad laboral y faciliten servicios de cuidado infantil’.
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