El informe destaca que si bien los sistemas de pensiones europeos han protegido el nivel de vida de los jubilados frente a los desafíos globales, se prevé que las pensiones disminuyan en las próximas 4 décadas, lo que exige políticas reforzadas para promover carreras profesionales más largas, políticas de envejecimiento saludable, mercados laborales inclusivos y una mayor flexibilidad en los mecanismos de jubilación. De acuerdo con los resultados, las mujeres de la UE reciben, de media, un 26,1 % menos de ingresos por pensión que los hombres, y el 5,3 % de las mujeres no reciben ninguna pensión. Estas diferencias se deben a las diferencias salariales de género, a carreras profesionales más cortas o interrumpidas y a un mayor número de trabajos a tiempo parcial. Se prevé que las pensiones de los antiguos trabajadores autónomos sean un tercio inferiores a las de los empleados a tiempo completo con una duración de carrera similar. Los trabajadores a tiempo parcial o con contratos de duración determinada también tienen que hacer frente a unos ingresos bajos y a menos oportunidades de acumular derechos a pensión. En el caso de las personas con necesidades de cuidados graves, los costes de los cuidados de larga duración pueden superar los ingresos por pensión, lo que pone de relieve la necesidad de un apoyo integral en materia de protección social.