30 septiembre, 2024
La reforma de pensiones comenzará a desplegar el próximo curso dos grandes medidas pactadas en el segundo bloque de las negociaciones que lideró el antiguo ministro, José Luis Escrivá, orientadas a la mejora de los ingresos del sistema con un mayor esfuerzo de trabajadores y empresas. Tras blindar la principal medida de mayor gasto, la revalorización de las pensiones, acordada en la primera fase, el contrapeso se pondrá a través de nuevas cotizaciones sociales e incrementos del tipo efectivo en tramos superiores a 54.000 euros.
El próximo curso, el Presupuesto de la Seguridad Social volverá a alcanzar cotas récord con un gasto en pensiones por encima de los 200.000 millones. Es una tónica que se repetirá hasta mitad de siglo: la presión demográfica desequilibrará el sistema de pensiones por el retiro masivo de la generación del baby boom. Para ello, Escrivá introdujo una serie de medidas enfocadas en un ligero incremento del gasto y, especialmente, en más esfuerzo para la población activa trabajadora y empresarial.
El Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), la cotización extra que se aplica sorbe todos los salarios, aumentará su tipo hasta el 0,7%. Por su parte, el incremento de las bases máximas de cotización será del 5%, aproximadamente, al crecer 1,2 puntos más que la variación de la inflación.
La proyección de estas nuevas cotizaciones sociales apunta a un mayor esfuerzo de empresas y trabajadores de unos 1.090 millones de euros, el equivalente al 0,26% del PIB, en el primer año de despliegue de la reforma. Aunque antes la ‘reforma silenciosa’ ya aumentaba las bases máximas, es desde 2024 cuando el Gobierno tiene dibujada la subida prevista hasta mitad de siglo.
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