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FIAP > Noticias > España: Columna de Opinión: “Por esperanza de vida, en los sistemas de reparto los pobres subvencionan la pensión de los ricos”
9 marzo, 2023

España: Columna de Opinión: “Por esperanza de vida, en los sistemas de reparto los pobres subvencionan la pensión de los ricos”

Incomparable gemelo, ¿sabes lo que significa la expresión «habas contadas»? La gran doña María Moliner, cuyo Diccionario de uso del español acariciábamos con admiración cuando pudimos hacernos con un ejemplar de enésima mano en El Rastro, da dos acepciones de esta popular locución:

  1. Expresión que se aplica a una cosa que es segura, clara o carente de dificultades.
  2. También, a cosas escasas de las que hay un número fijo.

Todo un hallazgo cuando se piensa en las pensiones, ¿no crees?

En esta entrada vamos a realizar una comparación de la vida de un trabajador tipo, no necesariamente representativo, bajo el manto protector de la Seguridad Social, desde que nace a la actividad laboral hasta que, como se lee en las estelas mesopotámicas del tiempo de Hammurabi, marcha al encuentro de su destino. Ello nos permitirá desvelar la elementos del debate que se dan por sentados, erróneamente, y elementos que se ignoran, deliberadamente o no.

Sazonaremos la explicación con el contraste de otra vida, la de un ciudadano representativo que hubiese optado, de habérsele permitido, por vivir la experiencia laboral y como jubilado bajo el manto, quién sabe si más o menos protector, de un Plan de Pensiones de capitalización.

Amigas y amigos lectores, respiren profundamente, repitan con nosotros eso de «ooommm… ooommm», concentren su mente y despójense de todo prejuicio y de todo lo que hayan leído hasta ahora, incluso si lo hubiéramos escrito nosotros mismos.

Aunque no sean conscientes de ello, todos los trabajadores, en los países avanzados, ahorran para su jubilación cuando pagan cotizaciones a la Seguridad Social. Pero lo hacen de una manera muy peculiar. Ponen una parte nada despreciable de su salario, cada mes, en los bolsillos de la Seguridad Social, que, por una parte, les hace en su sistema un apunte contable en el que se hace constar su número de afiliación, el mes y año en se ha producido el pago y el salario por el que se ha cotizado (hasta un tope). Como contrapartida, los afiliados reciben la promesa de que las contribuciones realizadas se convertirán en el futuro, décadas más tarde en muchos casos, en una pensión mensual vitalicia de un importe a determinar en su momento y cuya percepción dependerá de condiciones adicionales como la edad a la que se jubile el trabajador y la acumulación de un número suficiente de años de cotización, entre otras.

Lee la columna completa en Revista de Libros 

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9 marzo, 2023

España: Columna de Opinión: “Por esperanza de vida, en los sistemas de reparto los pobres subvencionan la pensión de los ricos”

Incomparable gemelo, ¿sabes lo que significa la expresión «habas contadas»? La gran doña María Moliner, cuyo Diccionario de uso del español acariciábamos con admiración cuando pudimos hacernos con un ejemplar de enésima mano en El Rastro, da dos acepciones de esta popular locución:

  1. Expresión que se aplica a una cosa que es segura, clara o carente de dificultades.
  2. También, a cosas escasas de las que hay un número fijo.

Todo un hallazgo cuando se piensa en las pensiones, ¿no crees?

En esta entrada vamos a realizar una comparación de la vida de un trabajador tipo, no necesariamente representativo, bajo el manto protector de la Seguridad Social, desde que nace a la actividad laboral hasta que, como se lee en las estelas mesopotámicas del tiempo de Hammurabi, marcha al encuentro de su destino. Ello nos permitirá desvelar la elementos del debate que se dan por sentados, erróneamente, y elementos que se ignoran, deliberadamente o no.

Sazonaremos la explicación con el contraste de otra vida, la de un ciudadano representativo que hubiese optado, de habérsele permitido, por vivir la experiencia laboral y como jubilado bajo el manto, quién sabe si más o menos protector, de un Plan de Pensiones de capitalización.

Amigas y amigos lectores, respiren profundamente, repitan con nosotros eso de «ooommm… ooommm», concentren su mente y despójense de todo prejuicio y de todo lo que hayan leído hasta ahora, incluso si lo hubiéramos escrito nosotros mismos.

Aunque no sean conscientes de ello, todos los trabajadores, en los países avanzados, ahorran para su jubilación cuando pagan cotizaciones a la Seguridad Social. Pero lo hacen de una manera muy peculiar. Ponen una parte nada despreciable de su salario, cada mes, en los bolsillos de la Seguridad Social, que, por una parte, les hace en su sistema un apunte contable en el que se hace constar su número de afiliación, el mes y año en se ha producido el pago y el salario por el que se ha cotizado (hasta un tope). Como contrapartida, los afiliados reciben la promesa de que las contribuciones realizadas se convertirán en el futuro, décadas más tarde en muchos casos, en una pensión mensual vitalicia de un importe a determinar en su momento y cuya percepción dependerá de condiciones adicionales como la edad a la que se jubile el trabajador y la acumulación de un número suficiente de años de cotización, entre otras.

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