30 septiembre, 2024
‘Los aspectos problemáticos de la reforma previsional dan cuenta de que no basta con un par de indicaciones para mejorarla. Hace falta consensuar una reformulación de la propuesta que dé garantías reales de beneficios para los jubilados’.
Difícilmente alguien podría no querer un buen acuerdo previsional que permita elevar las pensiones de las personas. La pregunta es qué aspectos de la reforma propuesta por el Ejecutivo apuntan a este propósito y cuáles no.
Hay dos aspectos fundamentales. El primero dice relación con lo que podríamos denominar ‘justicia previsional’, que apunta a superar la pobreza en la vejez, evitar la discontinuidad de los ingresos en la jubilación, y avanzar en equidad entre hombres y mujeres. La segunda, que podemos llamar ‘libertad previsional’, significa que las personas puedan escoger el sistema de su preferencia, lo que pasa necesariamente por fortalecer la competencia.
En materia de ‘justicia previsional’, la implementación de la PGU cambió drásticamente el diagnóstico bajo el cual fue elaborada la propuesta de reforma previsional, pues se habrá triplicado el presupuesto para apoyar a los sectores de más bajos ingresos. La clase media, en cambio, podría verse muy perjudicada con la propuesta, puesto que la tasa de reemplazo de las personas de ingresos medios, que actualmente es baja, se vería mucho mejor prospectada si el aumento de la cotización se integrara completamente a sus cuentas individuales en vez de destinarlo a un pilar colectivo.
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