23 abril, 2025
LUIS FELIPE LAGOS M. ECONOMISTA Y CONSULTOR
La tercera es la vencida, dicen algunos al reparar que es el tercer intento de reforma de pensiones. El proyecto es innegablemente refundacional, tanto desde la estrategia legislativa que elimina el DL 3.500 que creó el sistema de capitalización individual, como por los profundos cambios que introduce. Lograr un acuerdo no será fácil.
En primer lugar, debe aclararse el objetivo de la reforma. Si bien es obvio que se desea aumentar las pensiones, debiera especificarse esto respecto de una tasa de reemplazo (fracción de la pensión respecto del salario), en función de los años cotizados. Asimismo, un diagnóstico certero debiera llevar no sólo a acordar un incremento en la tasa de cotización, sino también a un eficaz combate contra la informalidad y la sub-cotización, e indexar aumentos en la tasa de cotización y edad de jubilación al incremento en la esperanza de vida, cosa que no considera la reforma.
Las autoridades de gobierno han argumentado que incluso una tasa de reemplazo de 100% para las pensiones más bajas sería insuficiente, dados los bajos salarios. Esto es claramente un problema del mercado del trabajo y de baja productividad laboral, no puede ser abordado por el sistema de pensiones.
Existe un apoyo transversal al aumento del monto y cobertura de la PGU, no obstante, es muy inapropiado que esta llegue al 100% de los habitantes, considerando los montos involucrados, y que el 10% superior tiene alguna capacidad de ahorro voluntario. La PGU debiera alcanzar, con montos decrecientes, hasta el 90%. Los recursos públicos son escasos y tienen uso alternativo: hay más niños y jóvenes pobres, que adultos mayores.
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