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29 septiembre, 2023

Chile: Columna de Guillermo Arthur: Pensiones: críticas y discriminación

Desde su creación, los sistemas de pensiones de ahorro individual han demostrado sus ventajas sobre los de reparto que se han hecho insostenibles dado los cambios demográficos que ha experimentado el mundo.

En el reparto, las pensiones se financian exclusivamente con las cotizaciones que se “reparten”, mientras que en el ahorro individual se agrega la rentabilidad obtenida por las inversiones, que en los países de América Latina ha sido del 7,04% real anual, lo que se traduce en que el aporte de los trabajadores se ha multiplicado por varias veces.

El sistema ha contribuido decididamente al crecimiento económico de los países. El estudio “Contribución del sistema privado de pensiones al desarrollo económico de Latinoamérica” señala que un porcentaje de la tasa de crecimiento del PIB se explica por el proceso de ahorro e inversión de los fondos de pensiones. En México fue de 12,9%; en Colombia 12,8%; en Chile 8,1%; en Perú 6,2% y 22,2% en República Dominicana.

En cambio, los sistemas de reparto no han cumplido su promesa de otorgar un beneficio definido. De los países que aún lo tienen, 82 aumentaron la tasa de cotización, 65 subieron la edad de jubilación y 67 congelaron o disminuyeron el monto del beneficio. Y no obstante estos cambios paramétricos, los gobiernos han debido incurrir en inabordables déficits fiscales para financiar esas pensiones.

Por esta razón hacia el 2022, 46 países con sistemas de reparto han ido incorporando mecanismos de ahorro individual. Sin embargo, hay otros que van contra la corriente y parecen añorar los sistemas de reparto que han fracasado en el mundo.

Aunque las ventajas del ahorro individual son ostensibles, no se ha logrado un relato coherente con sus beneficios y se ha impuesto aquel de que el reparto es más solidario y paga mejores pensiones.

La post verdad es un ataque frontal a la realidad. Más que una mentira, es una manera de debilitar la línea divisoria entre los hechos y el conocimiento, por un lado, y las creencias y opiniones por el otro. Así surge el desprecio hacia la evidencia y la opinión de los expertos.

Pese a los éxitos de la gestión de los particulares, no ha habido una genuina decisión de apoyarlos por parte de quienes encargaron la provisión de estos bienes públicos, lo que se expresa en la falta de interés que han tenido en mejorarlo y en las continuas normas que discriminan en su contra.

Prueba de ello es la falta de decisión para incrementar el monto de la cotización que en todos los países de América Latina es la mitad de la OCDE.

En el caso de Chile, las discriminaciones han sido constantes. Tal vez la más elocuente es el “daño previsional” en que la ley corrigió la situación previsional de los empleados públicos a los que se les cotizaba por la mitad de su sueldo, salvo para aquellos que estaban en una AFP. Por ello, sus pensiones en el IPS suelen ser superiores a las de las AFP. Otro ejemplo de discriminación es que los fondos de pensiones son los únicos fondos que no están autorizados para descontar el impuesto de primera categoría pagado por las empresas donde invierten sus recursos.

Solo México ha tenido la decisión de entregar las herramientas a las AFORES para mejorar las pensiones, mediante un incremento gradual de la tasa de cotización.

Sin embargo, en los demás países vamos “contra la corriente” y el éxito de la administración privada de los recursos previsionales se ha visto empañado por un relato populista. Y para contrarrestarlo no se ha tenido el apoyo de quienes les entregaron la provisión de esos servicios.

Es paradojal que una política pública funesta como fue el retiro de fondos haya servido para desmentir elementos del relato que demostraron ser falsos.

Es de esperar que la emocionalidad con que se ha tratado esta materia, de paso a la racionalidad para hacer las correcciones que fortalezcan un sistema que se está imponiendo en todo el mundo.

Por Guillermo Arthur, presidente de la Federación Internacional de Administradoras de Fondos de Pensiones (FIAP)

 

Columna de Guillermo Arthur en La Tercera

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29 septiembre, 2023

Chile: Columna de Guillermo Arthur: Pensiones: críticas y discriminación

Desde su creación, los sistemas de pensiones de ahorro individual han demostrado sus ventajas sobre los de reparto que se han hecho insostenibles dado los cambios demográficos que ha experimentado el mundo.

En el reparto, las pensiones se financian exclusivamente con las cotizaciones que se “reparten”, mientras que en el ahorro individual se agrega la rentabilidad obtenida por las inversiones, que en los países de América Latina ha sido del 7,04% real anual, lo que se traduce en que el aporte de los trabajadores se ha multiplicado por varias veces.

El sistema ha contribuido decididamente al crecimiento económico de los países. El estudio “Contribución del sistema privado de pensiones al desarrollo económico de Latinoamérica” señala que un porcentaje de la tasa de crecimiento del PIB se explica por el proceso de ahorro e inversión de los fondos de pensiones. En México fue de 12,9%; en Colombia 12,8%; en Chile 8,1%; en Perú 6,2% y 22,2% en República Dominicana.

En cambio, los sistemas de reparto no han cumplido su promesa de otorgar un beneficio definido. De los países que aún lo tienen, 82 aumentaron la tasa de cotización, 65 subieron la edad de jubilación y 67 congelaron o disminuyeron el monto del beneficio. Y no obstante estos cambios paramétricos, los gobiernos han debido incurrir en inabordables déficits fiscales para financiar esas pensiones.

Por esta razón hacia el 2022, 46 países con sistemas de reparto han ido incorporando mecanismos de ahorro individual. Sin embargo, hay otros que van contra la corriente y parecen añorar los sistemas de reparto que han fracasado en el mundo.

Aunque las ventajas del ahorro individual son ostensibles, no se ha logrado un relato coherente con sus beneficios y se ha impuesto aquel de que el reparto es más solidario y paga mejores pensiones.

La post verdad es un ataque frontal a la realidad. Más que una mentira, es una manera de debilitar la línea divisoria entre los hechos y el conocimiento, por un lado, y las creencias y opiniones por el otro. Así surge el desprecio hacia la evidencia y la opinión de los expertos.

Pese a los éxitos de la gestión de los particulares, no ha habido una genuina decisión de apoyarlos por parte de quienes encargaron la provisión de estos bienes públicos, lo que se expresa en la falta de interés que han tenido en mejorarlo y en las continuas normas que discriminan en su contra.

Prueba de ello es la falta de decisión para incrementar el monto de la cotización que en todos los países de América Latina es la mitad de la OCDE.

En el caso de Chile, las discriminaciones han sido constantes. Tal vez la más elocuente es el “daño previsional” en que la ley corrigió la situación previsional de los empleados públicos a los que se les cotizaba por la mitad de su sueldo, salvo para aquellos que estaban en una AFP. Por ello, sus pensiones en el IPS suelen ser superiores a las de las AFP. Otro ejemplo de discriminación es que los fondos de pensiones son los únicos fondos que no están autorizados para descontar el impuesto de primera categoría pagado por las empresas donde invierten sus recursos.

Solo México ha tenido la decisión de entregar las herramientas a las AFORES para mejorar las pensiones, mediante un incremento gradual de la tasa de cotización.

Sin embargo, en los demás países vamos “contra la corriente” y el éxito de la administración privada de los recursos previsionales se ha visto empañado por un relato populista. Y para contrarrestarlo no se ha tenido el apoyo de quienes les entregaron la provisión de esos servicios.

Es paradojal que una política pública funesta como fue el retiro de fondos haya servido para desmentir elementos del relato que demostraron ser falsos.

Es de esperar que la emocionalidad con que se ha tratado esta materia, de paso a la racionalidad para hacer las correcciones que fortalezcan un sistema que se está imponiendo en todo el mundo.

Por Guillermo Arthur, presidente de la Federación Internacional de Administradoras de Fondos de Pensiones (FIAP)

 

Columna de Guillermo Arthur en La Tercera